El boom de las «madres de día» que abren sus casas al cuidado de bebés
Crecen las profesionales que adaptan su propio hogar para atender a menores de tres años
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Todos
los pequeños se descalzan al llegar a la Casa de Tah, un hogar
particular en Pozuelo de Alarcón (Madrid), donde pasarán el resto del
día bajo los cuidados de Carolina Viñas. Ella les ofrecerá juguetes, les
llevará al parque, les dará la comida recién preparada en su cocina, y
hasta la tarde velará por su descanso cuando lo necesiten. Es una de las
más de 80 «madres de día» que existen en la Comunidad
de Madrid: educadoras profesionales que abren su propio hogar para
ofrecer un servicio de atención y cuidado al menor de tres años, en
grupos muy reducidos (con una ratio de 3 o 4 niños máximo) y en un
ambiente familiar. «No hace falta que seamos madres, pero este servicio
no lo puede ofrecer cualquiera. Es importante remarcar que tiene que ser
una profesional titulada en psicólogía, pedagogía, educación
infantil... y con formación en primeros auxilios y manipulación de
alimentos», recalca esta mujer, que en su día ejerciera de maestra de
educación infantil en una escuela del Ayuntamiento de Madrid.
El modelo se extiende por España, pero sigue sin haber una normativa estatal.
Tan solo una comunidad, Navarra, parece amparar esta figura de forma
legal en la Orden Foral 27/2006. En la Comunidad de Madrid, donde
ejercen estas mujeres, no existe ninguna normativa que regule la
actividad como tal, sino que, según el S. G. Calidad, Inspección, Registro y Autorizaciones C.I.R.A. de la CAM,
el servicio que se preste a niños y niñas menores de seis años,
especialmente de cero a tres, con la finalidad de garantizar la
conciliación de la vida familiar y profesional, y prestando atención
personalizada y cobertura durante todo el año, constituye un servicio de
acción social en el ámbito de la región, y por tanto este debe
regularizarse de acuerdo con la normativa vigente de servicios sociales.
Una pequeña juega en el Nido de Aravaca- ÓSCAR DEL POZO
Adaptar el piso
Hasta
ahora lo que han hecho las llamadas «madres de día» es autoregularse
ellas mismas. En España, dos organizaciones aglutinan a la mayoría de
profesionales que existen en nuestro país: La Asociación de Madres de
Día, que preside Inés Gámez, y la Red de Madres de Día, que dirige Carolina Viñas. Según reconocen ambas, lo que han hecho durante todo este tiempo es «autoregularse ellas mismas».
Según aseguran desde estas dos entidades, las casas de las «madres de día»
deben estar perfectamente adaptadas y equipadas, con las medidas de
seguridad, salubridad e higiene pertinentes, y pasar inspecciones
regulares y de control de calidad hechas por el CIRA. El hogar debe
disponer de cédula de habitabilidad, contrato de alquiler o título de
propiedad, plano del piso, descripción de los integrantes de la familia y
el consentimiento de la actividad firmado por todos los integrantes del
núcleo familiar que vivan en el hogar, que pasa a tener otros ritmos y
juguetes, tronas y carritos por doquier.
En relación a los espacios, deben existir tres áreas bien diferenciadas: una para actividades diurnas (comer, jugar), otra para el descanso y otra destinada al aseo
(baño). La zona de día, donde los niños pasan la mayor parte del tiempo
que están despiertos, debe contar con un mínimo de entre 3 y 15 m2 por
pequeño. La zona destinada al descanso será de 2 m2 por niño y contará
con los medios necesarios para que cada menor pueda dormir tranquilo, de
manera individual y autónoma.
Carolina Viñas, presidenta de la Red de Madres de Día, en su casa de Pozuelo de Alarcón- ERNESTO AGUDOEl sistema, cada vez más incipiente en nuestro país, funciona desde los años setenta en el centro y en el norte de Europa. «Las “madres de día”
son algo habitual en Alemania, en Inglaterra, Suecia, Holanda, Austria,
Francia, Suiza... Allí este fenómeno está muy extendido. Está tan
instaurado, que incluso se ofrece formación en universidades, y cuentan
con diversas ayudas y subvenciones», resalta Inés Gámez, conocida por
ser la primera en poner en marcha una iniciativa de estas
características dentro de nuestras fronteras.
Referentes pedagógicos
Las dos asociaciones mayoritarias que existen en nuestro país coinciden en su vocación, que es defender el derecho del niño a permanecer en un hogar,
al menos, durante los primeros tres años de vida: «Pensamos que para
que un pequeño crezca sano el ambiente del hogar es lo ideal. El menor
pertenece a la madre, no a la institución. Estar en un hogar es una
fuente de salud mental
que provee al niño menor de tres años de lo necesario para ser un
adulto confiado», apunta Gámez, responsable también del proyecto La
Manzana.
Alejandra Robelo, «madre de día» en el Nido de Aravaca, (Madrid)- ÓSCAR DEL POZOCon
siete años de experiencia, Alejandra Robelo es también una «madre de
día» pionera. La alegría y la calidez suave de la madera natural inunda
el «Nido» de Aravaca (Madrid) donde esta psicóloga ejerce su profesión
como educadora. Las familias que llegan hasta ella «suelen ser personas
que han seguido lo que llamamos crianza respetuosa en los primeros meses de vida de sus hijos. Las mujeres dan el pecho de forma prolongada, portean...
y cuando se tienen que reincorporar a sus trabajos buscan una
iniciativa diferente a la guardería o a la escuela infantil tradicional,
más en la línea del respeto hacia los tiempos del niño pequeño». Al
final, resume Robelo, «se acaba por establecer una relación muy bonita con los progenitores, de confianza, de comunicación... y donde la “madre de día” puede acompañar a las familias en la ardua tarea de ser padres».
Los referentes pedagógicos en los que se basa la figura de “madres de día” son múltiples: Pestalozzi, Montessori, Emmi Pickler, Waldorf,
Rebeca Wild, etc, aunque todas son pedagogías centradas en el respeto
hacia el niño, en sus necesidades e intereses. «Consideramos
imprescindible la actividad infantil, que surge de la espontaneidad de
los niños y de su curiosidad natural, como fórmula para potenciar su
autonomía», añade Gámez.
En cualquier caso todas las iniciativas, prosigue la presidenta de la Red Madres de Día,
ofrecen a las familias una alternativa a la educación tradicional, con
un respeto máximo a los ritmos del pequeño. «En nuestros hogares, los
niños se toman el tiempo que necesitan para hacer sus quehaceres
diarios: correr, subir una y otra vez los peldaños de una escalera,
convertir una caja de fruta en un coche de carreras en el que subirse y
ser empujado, o en un barco pirata, descansar... Con una ratio de 4
niños por educadora se dispone del tiempo suficiente para comer sin
tener que oír frases como “venga come, corre, traga”... Un tiempo con un
ritmo flexible, donde el bebé es el protagonista», concluye Viñas.
Me parece un planteamiento muy acertado para dejar en vuestras manos a un bebé.
ResponderEliminarAnimo y suerte en vuestro proyecto.